martes, enero 9

birthday

es nueve de enero. mi cumpleaños.

lunes, enero 8

8 no, 9


shhhhh... no se lo cuentes a nadie. mi cumpleaños no es el ocho de enero. es el nueve (9). gracias por ser la primera en saludarme. un detalle desde luego.

sábado, enero 6

pensamiento



el pensador se concentra. medita. en silencio hace balance. tranquilamente.
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es día sabado seis de enero. es un día de regalos. de ilusión para los niños. de regalos decía y carbón. los reyes de oriente vienen a lomos de camello. siguiendo la estrella polar. cruzando desiertos. venciendo inclemencias y superando obstáculos. es lo que dice la tradición cristiana. hoy domingo seis de enero es día de comida familiar. de celebración. de intercambio de regalos. de sonrisas y "toda va muy bi en"...
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ha salido el sol este sabado con sabor agridulce a domingo. sin misa. sin tiempo o con tiempo, excesivamente lento y pausado y largo y silencioso y solitario. me ha recordado alguno de los domingos en esa finca que se venía abajo de desolación y ruptura. de decadencia lenta y orgullosa. eran domingos como este sabado seis de enero -día de reyes- en los que las hojas eran movidas por el viento. las cuadras vacias repetian ecos de tiempos mejores. el picadero levantaba su arena revuelta y rabiosa, sin motivo para ser porque ya no galopaban su vientre los caballos desde hacía meses. caminaba por el lago desfondado. miraba los prados resecos con sus vallas blancas de madera desportillada. entraba en las cuadras de las poleras y sentía un vacío grande al ver los boxes vacíos. caminaba por donde otras huellas en tiempos de guerra. de victoria. de actividad. no abrigaba mis manos para sentirme vivo. miraba con nostalgia triste ese inevitable abandono. dolía ver lo antaño bullicioso, colorido y lleno de vida, azotado por el viento gris de esos domingos en soledad.
la gran casa silenciosa y oscura se veía en lo alto de la colina. la pista de tenis sin su net y la valla medio caida iba alimentando sus grietas como arrugas en un rostro marchito. duraban horas esas caminatas. me detenía al final del camino del lago llegando a la nave de hidroponico y el silo, me sentaba en la tierra y miraba el horizonte reseco de las casas mas alla de los límites. pensaba que no se podía sentir mayor desasosiego. pensaba que nunca saldría de alli. pensaba que me iria desvaneciendo junto con la casa, las cuadras, los prados, el lago, las naves,... pensaba que nadie jamás había sentido mayor tristeza en la vida. pensaba que el camino para llegar a la gasolinera era largo, cuanto no sería de largo el camino para llegar a madrid. todo parecía estar muy lejos de ese lugar. de ese momento. de esa decadencia y esa afilada tristeza.
pero el tiempo pasó. el invierno se hizo primavera y la primavera verano. esa casa fué vendida tiempo después. con toda su carga de vida y experiencias dentro. desaparecieron los domingos en los que las misas eran esos paseos por el abandono y los pensamientos grises. se activó el alma. el cuerpo inyectó adrenalina al intento y volví a caminar a color.
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asi es la vida. yo aprendí que a veces podemos sentir tristezas muy grandes. nos podemos desgarrar en silencio sin mostrar ese dolor. podemos creer intensamente que ya no volveremos a ser por lo menos iguales, cuando iguales era un momento bueno, la creencia de ser feliz, la ilusión de ir a mucho más, un momento de amor mas grande que nunca en la vida. podemos echar de menos con tanta intensidad que incluso pensemos que lo que nos sucede es el precio que pagamos por lo hijos de puta que también supimos ser y sin remordimiento. podemos incluso pensar que todo se nos dió vuelta y que personalmente la vida nos quito su favor. todo eso y mucho mas en negativo podemos sentir, pero yo aprendí, que los caminos hay que andarlos. hay que mirar adelante. hay que forzarse a seguir sin mostrar en exceso el abatimiento y el dolor. porque la vida es como decía ommar khayyam: una rueda. una rueda que gira, gira, gira y en su avance, es inevitable que después de un sentimiento de vacio tan grande, le pueda seguir uno de intensidad positiva igualmente grande. esa sola posibilidad es por la que merece la pena avanzar. si sabemos ser fuertes, la espera termina por recompensar y si no es asi, solo el hecho de sentir con tanta intensidad una falta en el corazon, ya merece la pena. despues de todo de eso se trata ¿o no?:
de vivir con intensidad y pasión. y por supuesto de luchar para superar nuestro dolor. para superarnos a nosotros mismos cada vez más.

zona azul. zona verde


hoy es seis de enero, día de reyes. de regalos. de ilusiones inocentes. de comidas familiares. de creencias y la frontera última de las vacaciones de fin de año... se acerca.
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tengo una colección de tickets de aparcamiento como una biblia. zona azul. zona verde. siempre y sin fallar. sigo sin mi coche. sigo puntualmente poniendo lo tickets en su sitio.

good luck


otra herradura de la suerte sentada en el asiento de copiloto del coche prestado. se quedará en el coche para dejarle suerte a la propietaria.

winter


el invierno desnuda los árboles. pierden verde. marchita el paisaje, el que sea. pero el frio me gusta aun y a pesar.

miércoles, enero 3

tocando mis amuletos de pronto... la paz


no comment

corazón de lapislázuli


es un corazón de lapislásuli me lo regaló madre. lo tiene desde su juventud. y ahora cuelga junto con mis demas amuletos a mi cuello. sobre mi pecho. este el tercer regalo de esta navidad. el tercero y el último. siempre he preferido regalar a que me regalen.

colmillo de lobo de mar


cuando volvió de su tierra, el chaman pescador venía con ese colmillo de lobo de mar. me contó la historia de como lo había conseguido. es un colmillo que viene con suerte, porque esa tarde subido en un barco maldito para la pesca, el chaman pescador oteaba sobre en cubierta cuando vió algo que le pareció un cadaver. (existe una ley de alta mar que obliga a rescatar del mar a los naufragos). el capitan no estuvo al principio muy dispuesto a dar la vuelta, pero ante la insistencia del chaman, el barco viró. al llegar al lugar vieron que no era un ser humano sino un lobo de mar muerto, esto en principio produjo un cabreo descomunal en el capitan. sin embargo el chamán no dudó un instante y se tiró al agua para subir a bordo el animal y hacerse con sus colmillos. dicen que da suerte. la suerte que trajo ese colmillo y la vuelta para buscarle, fué que había un cardumen inmenso de atunes justo debajo de ese lugar. el cabreo del capitan diluyó rapidamente al ver en el sonar semejante tesoro.
por primera vez el barco llenó sus bodegas y se rompió la maldición que le hacía ser un barco proscrito para los pescadores. solo los peores se subían en el. de hecho, el chaman pescador cuando subió, lo hizo siguiendo una intuición y esta se cumplió.
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me dijo al entregarmelo:
-es un colmillo cargado de suerte, tiene suerte para el hombre de mar tal como está. tu tienes que hacerle un engaste de plata con una cuña para que no se te pierda. siendo hombre de tierra, por eso tienes que ponerle el engaste de plata, para que la suerte la lleve del mar a la tierra.
(en ello estoy, buscando donde engastarlo en plata tal como quiero, para colgarlo entre tanto más a mi cuello).

backgammon


he recibido tres regalos esta navidad. uno de ellos es este backgammon. me lo regaló un amigo con el que juego al squash todos los días. me dijo cuando me comentó que me quería hacer un regalo:
-te quiero regalar un backgammon que era de mi abuelo. cuando murió, fuera de los lotes con los que se repartió su herencia, quedaron algunas cosas que elegimos personalmente y yo quise quedarme con este y me gustaría dartelo, cuidalo por favor, tiene un valor muy especial.
yo le había contado que el backgammon es el juego de mesa que más me gusta. asi fué como me encontré con este regalo inesperado. así ha sido como ese tablero será una de esas cosas que me acompañen por la vida, ahora que cada vez me deshago de mas lastres en mis cambios. ahora que una nueva mudanza me espera. ahora que no tengo ni puta idea de donde ire a terminar.
(más adelante mi sonrisa. "nunca es más oscura la noche que antes de amanecer". eso quiero pensar).